Hechizos de novela

Viernes 12 de Septiembre, 2003 -Clarín Espectáculos

TELEVISIÓN: REALISMO MÁGICO EN SOY GITANO
Nacida como un melodrama clásico, la tira se pobló ahora de maleficios y fenómenos parapsicológicos.

Hay una gitana bruja, o maga; una gitana: Concepción (Julia Calvo), a la que el argumento recurre para cosas tan extrañas como meterse a voluntad en los sueños de otro, o "hacerse pasar" una enfermedad para salvar la vida del amado. Eso, sin contar toda la variedad de fenómenos para-psicológicos y desmantelamiento de maleficios desplegados hasta ahora.

Es que Soy gitano, que apareció en pantalla como una opción de melodrama bien clásico, pulsó fuertemente, y cada vez más, su cuerda de fantasía, de modo tal que "lo real" queda tan suspendido para el espectador como para estos gitanos hechizados. Amores desesperados, entonces, inmersos en un registro que va de Carrie a Harry Potter, y que resulta bien aceptado a juzgar por los 24 puntos que hizo, por caso, el lunes la novela.

Los primeros indicios de que aquí iban a pasar cosas raras fueron las "videncias" de Isa (Romina Gaetani). Luego llegaron los maleficios de María (Laura Azcurra) que, loca de amor por Niño Amaya (Joaquín Furriel), no paró de armar cruces de fuegos, figuritas de paja, círculos de sal y toda brujería necesaria para separarlo de Maite (Malena Solda).

Un punto fuerte fue el de las "lágrimas de éter". Provistas por Concepción (suerte de dealer del ramo), quien las tome podrá entrar en el sueño ajeno, como hizo Amador (Osvaldo Laport) para intentar convencer a Mora (Julieta Díaz) de que se fuera con él. Tan efectivas fueron, que el tipo pudo sacarle la alianza en el sueño y ¡llevársela a la realidad! Maite también las probó y, pobre, casi se queda a vivir en el sueño.
También se puede tomar "alma viva" para parecer muerto por un tiempo, truco que usó el Niño para que su familia lo sacara de la cárcel en un ataúd. Lástima que María se adelantó, retiró el supuesto cadáver, y casi lo quema (vivo, claro) en uno de sus frecuentes rituales. Porque, esto es importante, aquí todo el tiempo el hechizo está a punto de salir mal. ¡Si lo sabrá Amador! que obligó a Concepción a "pasarle" la enfermedad de Isa (otra maldición gitana), pero fracasó. Al cierre de esta edición él estaba vivito y coleando y a la pobre chica la des-fibrilaban en plena operación.

Como si fuera poco, a Concepción le apareció una hermana especialista en magia negra, que ya dejó ciego a Lázaro Heredia (Arnaldo André) y casi termina con la vida de la otra bruja, en una escena que combinó telekinesia, palabras mágicas y explosiones de fuego, al estilo Mortal Kombat o, si se quiere, de Por el nombre de Dios (antecedente de lo "sobrenatural" en Pol-ka). Ahora, con la aparición del fantasma de Segundo (Juan Gil Navarro) acechando en los espejos, ya podemos cantar bingo.

Lejos, muy lejos, dejó esta novela los atisbos de realismo mágico de la venezolana Señora, cuando a Constitución Méndez se le encaneció el pelo en una sola noche aciaga. Quizá un poco más cerca de la mexicana El extraño retorno de Diana Salazar, con sus reencarnados de ojos amarillos. Quizá esté abriendo el camino a un género nuevo donde la pura magia del amor no alcance para pelearle a un cruel destino.

Fuente: Clarín Espectáculos